Diego Madeo De la Crisis a la Innovación El Rol de la Tecnología en la Transformación del Futuro

- Columna de opinión por Diego Madeo. Director Ejecutivo de Garnet Technology

En la actualidad, el mundo sigue enfrentando desafíos complejos derivados de la reciente pandemia, los efectos persistentes de la guerra entre Rusia y Ucrania, y las tensiones geopolíticas que afectan la estabilidad económica y el comercio internacional. A esto se suman nuevas presiones inflacionarias, una demanda sostenida de componentes electrónicos y problemas logísticos globales. Sin embargo, lejos de frenar el progreso, estos retos están catalizando el crecimiento a mediano y largo plazo, impulsados por el compromiso global de aumentar la inversión en Investigación y Desarrollo, tecnología sostenible e innovación digital, esenciales para un futuro más resiliente y próspero.
Factores que impulsaron a lo largo de la historia los grandes avances tecnológicos
Casi toda la riqueza del mundo se ha creado desde el surgimiento de la industrialización. Acentuando el crecimiento explosivo desde los inicios del Siglo XX con las dos guerras mundiales, el desarrollo tecnológico ha sido el gran impulsor desde la Revolución Industrial.
La tecnología destinada a la seguridad pública y la defensa de los países dio lugar a Internet y la fibra óptica, ambas desarrolladas accidentalmente pero esenciales para la innovación del siglo XXI. Sin la carrera tecnológica que se llevó a cabo para ganar la Guerra Fría, posiblemente el mundo no hubiera entrado en la Era de la Información después de la caída del Muro de Berlín.
Hoy es de conocimiento público que Internet – o su predecesor, ARPANET – nació en 1969, cuando en plena Guerra Fría el Departamento de Defensa de EE.UU decidió crear un sistema de comunicaciones capaz de resistir un ataque nuclear. Pero por aquella época todos hablaban de un futuro idealizando basado en que el año 2000 tendría autos voladores y autopistas aéreas, pocos hablaban de las comunicaciones en la nube y de la red de redes, Internet, que sería la gran responsable de los avances tecnológicos. Y volviendo al punto, la crisis entre Rusia y EE.UU, fue la gran impulsora del desarrollo de nuevas tecnologías.
A partir de la revolución industrial se pueden distinguir claramente cinco paradigmas tecno-económicos, donde cada uno de ellos representa una evolución a raíz de una crisis.
1770-1840: Primera Revolución Industrial.
1880-1914: Segunda Revolución Industrial.
1930-1980: La época de oro del pleno crecimiento seguida de la crisis de producción en masa.
1980-2014: Surge el nuevo paradigma de las tecnologías de la información y comunicación.
2014 a la actualidad: Transitamos la cuarta revolución industrial o la Industria 4.0, en la que sistemas inteligentes se integran con las organizaciones y las personas.
Cada etapa, con su propia crisis, impulsa un crecimiento, un avance casi obligado de metodologías impulsadas por la tecnología.
Esta nueva crisis global nos sigue enviando un mensaje claro: algo está cambiando. La humanidad se encuentra inmersa en lo que ahora se denomina la “fiebre del chip”, con una demanda insaciable de semiconductores que impulsa la transformación digital y la innovación tecnológica a un ritmo sin precedentes.
Sin chips este mundo ya no funciona. Está claro que desde hace 4 años venimos sobrellevando problemas de desabastecimiento de semiconductores que hoy parecen tener su alivio con el correr del tiempo. Asia continua su escalada para mantenerse como líder en la fabricación de semiconductores, pero EE.UU. no se queda atrás y hace tiempo viene anunciando la inaguración de fábricas de semiconductores más grande del mundo, Micron Technology revela planes ambiciosos para desarrollar el complejo de fábrica de chips más grande del mundo que permitirá crear casi 50.000 puestos de trabajo solo en Nueva York.
Debemos pensar también que existe un gran factor motivador para lo que vendrá en los próximos años y es esta profunda crisis mundial que estamos viviendo, la que acelerará e impulsará a las grandes potencias para invertir en tecnología e innovación. Hoy en día así se está haciendo con grandes inversiones en las nuevas fábricas de semiconductores, como mencionábamos anteriormente, que apuntan a tecnologías muchos más potentes en materia de procesamiento de datos, sin olvidar que los tamaños de los chips se reducen y los consumos disminuyen. Pronto veremos nuevos productos, nuevas redes de comunicación tan potentes como 5G que permitirán nuevos desafíos.
En 2024 estamos más cerca de la próxima revolución tecnológica.
Impulsados por la carrera tecnológica global, nuestros hijos heredarán un futuro significativamente más digital, sostenible, con inteligencia artificial y orientado al espacio. La tecnología cambiará la estructura de la economía global, cuestión que ya estamos viendo con las cripto monedas. Las nuevas generaciones llegarán con una mentalidad estructurada en torno a la tecnología y el pensamiento lógico. Sin embargo, es fundamental reconocer que el uso responsable de estas herramientas debe garantizar que no contribuyan a la deshumanización ni al fomento del aislamiento social, sino que promuevan conexiones más enriquecedoras y un equilibrio entre lo digital y lo humano.
Es momento de tomar decisiones enfocadas que promuevan una transformación positiva para el mundo que viene, un tema en el que no hay expertos: lo iremos construyendo entre todos. Esto debe motivarnos a un aprendizaje, adaptación y crecimiento constante porque los cambios serán cada vez más veloces.